Soy más que todo esto
que cabe en la clausura de la piel,
ajustado a su túnica inconsútil
atravieso los hilos como el ala del pájaro
que se continúa en el aire,
soy la voz pero también el eco
rastreando las zonas de silencio
reservadas al ángel,
soy la mano más allá de los dedos
prolongada hasta el punto de la pluma-fuente
donde comienza el vuelo-río,
soy estos pies asidos al vaivén de la tierra
gusanillos de luz con vocación de nómadas,
soy el cuerpo pero duplicado en sombra
el otro ser que soy,
escurridizo de sueño y de fantasma,
soy los ojos más los vidrios de aumento
crecidos de horizontes
puertas de salida escaleras de escape,
soy esta circulación de sangre o soles
taponada por los fríos huevecillos
que la muerte incuba pero
el silencio que sigue a la última palabra,
como el último acorde del órgano,
todavía es música todavía
y el río al encontrarse con el mar
definitivo
lo sigue endulzando largo trecho.