El Viejo Patriarca, Que todo lo abarca, Se riza la barba de príncipe asirio; Su nívea cabeza parece un gran lirio, Parece un gran lirio la nívea cabeza del viejo Patriarca.
Su pálida frente es un mapa confuso: La abultan montañas de hueso. Que forman lo raro, lo inmenso, lo espeso De todos los siglos del tiempo difuso.
Su frente de viejo ermitaño Parece el desierto de todo lo antaño: En ella han carpido la hora y el año, Lo siempre empezado, lo siempre concluso, Lo vago, lo ignoto, lo iluso, lo extraño, Lo extraño y lo iluso…
Su pálida frente es un mapa confuso: La cruzan arrugas, eternas arrugas, Que son cual los ríos del vago país de lo abstruso Cuyas olas, los años, se escapan en rápidas fugas.
¡Oh, las viejas, eternas arrugas; Oh los surcos oscuros: Pensamientos en formas de orugas De donde saldrán los magníficos siglos futuros!
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