Suele la indignación componer versos,
pero si el indignado es algún tonto,
ellos tendrán su todo de perversos.
De mí yo no sé más, sino que pronto
me hallé para decir en tercia rima
lo que no dijo el desterrado a Ponto.
Y así le dije a Delio: «No se estima,
señor, del vulgo vano el que te sigue
y al árbol sacro del laurel se arrima.
»La envidia y la ignorancia le persigue
y así, envidiado siempre y perseguido,
el bien que espera por jamás consigue.
»Yo corté con mi ingenio aquel vestido
con que al mundo la hermosa Galatea
salió para librarse del olvido.
»Soy por quien La confusa, nada fea,
pareció en los teatros admirable
(si esto a su fama es justo se le crea).
»Yo con estilo en parte razonable
he compuesto comedias, que en su tiempo
tuvieron de lo grave y de lo afable.
»Yo he dado en Don Quijote pasatiempo
al pecho melancólico y mohíno,
en cualquiera sazón, en todo tiempo.
»Yo he abierto en mis Novelas un camino,
por do la lengua castellana puede
mostrar con propiedad un desatino.
»Yo soy aquel que en la invención excede
a muchos y al que falta en esta parte,
es fuerza que su fama falta quede.
»Desde mis tiernos años amé el arte
dulce de la agradable poesía,
y en ella procuré siempre agradarte.
»Nunca voló la pluma humilde mía
por la región satírica, bajeza
que a infames premios y desgracias guía.
»Yo el soneto compuse que así empieza,
por honra principal de mis escritos:
“¡Voto a Dios, que me espanta esta grandeza!”.
»Yo he compuesto romances infinitos,
y el de Los celos es aquel que estimo,
entre otros, que los tengo por malditos.
»Por esto me congojo y me lastimo
de verme solo en pie, sin que se aplique
árbol que me conceda algún arrimo.
»Yo estoy, cual decir suelen, puesto a pique
para dar a la estampa al gran Persiles,
con que mi nombre y obras multiplique.
»Yo, en pensamientos castos y sutiles,
dispuestos en sonetos de a docena,
he honrado tres sujetos fregoniles.
»También al par de Filis mi Silena
resonó por las selvas, que escucharon
más de una y otra alegre cantilena,
»y en dulces varias rimas se llevaron
mis esperanzas los ligeros vientos,
que en ellos y en la arena se sembraron.
»Tuve, tengo y tendré los pensamientos
(merced al cielo que a tal bien me inclina)
de toda adulación libres y exentos.
»Nunca pongo los pies por do camina
la mentira, la fraude y el engaño,
de la santa virtud total ruina.
»Con mi corta fortuna no me ensaño,
aunque por verme en pie como me veo
y en tal lugar, pondero así mi daño.
»Con poco me contento, aunque deseo
mucho».
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