Toma tu acero cortador, no seas
causa de algún exceso inadvertido,
que puede ser, Salicio, que sea Dido,
si por mi mal quisieses ser Eneas.
Cualquiera atrevimiento es bien que creas
de un pecho amante a tu valor rendido,
muy cerca está de ingrato el que es querido;
llévale, ingrato, si mi bien deseas.
Si a cualquiera rigor de aquesos ojos
te lloro Eneas y me temo Elisa,
quítame la ocasión de darme muerte.
Que quieres la vida por despojos,
que me mates de amor, mi amor te avisa;
tú ganarás honor, yo dulce suerte.