Tú que puedes saber
el secreto cautivo de las rocas
y descubrir lo que se oculta
en el fondo del mar,
asciende a la superficie del espejo
con cabellos de noches empapadas,
mueve tus manos
de chorros brillantes
abriendo como alas
inmensas de murciélago
tu manto majestuoso,
dinos que los peces son días
y las olas palabras coronadas,
arruga la quietud mohosa,
con una nave nueva,
con sonido oceánico
golpéanos el misterio gastado,
de nuestro miedo
no tengas piedad,
tú que puedes, de pronto,
hacer una fiesta de palomas
blancas con la espuma,
danos buenas noticias,
asómbranos con aves
de alas soleadas,
tú que puedes tejer
una serpiente que se levanta
y se hunde
sin perderse en la Muerte,
acuérdate de la niña
que venía corriendo a escucharte
y sus oídos en la arena
disputados por los mastines
del ruido,
salte del agua
el oro de los tiempos
que no fueron.