Tú serás, hija mía,
la Musa de la brava poesía
del ideal ibero americano;
Tu serás la Hipatía
del verbo castellano.
Yo conozco tu numen; todavía,
todavía es temprano;
pero en la cumbre de tu excelso arte
mi «última cuerda» vibrará en tu mano
con mi único estandarte,
y yo vendré de Dios para inspirarte
un canto sobrehumano…
¡mi última imprecación contra el Tirano
en su último baluarte!