Y la vejez legítima.
Y sus interminables memoriales.
Serán leídos alguna vez por Felipe Segundo
en sus habitaciones privadas
del Escorial.
Encontrará bajo las borraduras
lo que escribió su mano en otros memoriales: Un Escorial un Escorial con Pudridero y todo un Escorial para dar gracias al cielo para dar gracias también a la tierra y hacer oídos sordos a la mala fortuna.