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Amos buenos y amos malos – Cartas Bizantinas


Luis López Nieves

El príncipe Constantino, embajador de Bizancio en el Caribe, le escribe a la princesa Eudocia, su hermana menor, quien reside en la capital bizantina.

Querida Eudocia:

En la Edad Media europea se llevaron a cabo debates tan increíbles que hoy día nos parecen chistes. Muchos filósofos y teólogos dedicaron vidas enteras a reflexionar sobre qué idioma hablaban los ángeles en el cielo (¿hebreo, griego, latín?) o si Dios omnipotente podía crear un segundo universo. De hecho, poco después de que Cristóbal Colón llegara a América, los teólogos sostuvieron otra larga polémica sobre el tema de si los indios eran animales o humanos.

Acá en América Latina, tal vez por no haber vivido la Edad Media, todavía tienen la costumbre de llevar a cabo discusiones parecidas. En más de una ocasión me han invitado a simposios académicos donde comparan la esclavitud inglesa con la española. Graves profesores y profesoras leen larguísimas ponencias sobre por qué la esclavitud bajo los españoles fue mejor que bajo los ingleses, solemnes colegas responden con otras ponencias sobre por qué la esclavitud bajo los ingleses realmente fue la mejor, y luego pasan varios días discutiendo con furia quién tiene la razón.

La primera vez que asistí a uno de estos congresos pensé que se trataba de una broma, pero no es así: esta gente se lo toma muy en serio. Por ejemplo, los que favorecen la esclavitud española alegan que los castellanos, acostumbrados a tratar con otras razas como los árabes y los africanos, desde el comienzo trataron a sus esclavos (indios y africanos) como a seres humanos. La evidencia es que se acostaron con las esclavas y les hicieron muchos hijitos. Añaden que los ingleses no se mezclaban con sus esclavos porque los veían como inferiores, y que por eso no se saciaban con las esclavas ni les hacían bebecitos. Por tanto, la esclavitud española fue más humana.

Los que favorecen a los ingleses dicen lo contrario: que los españoles les hacían bebitos a las esclavas porque las trataban como a objetos descartables para saciar el placer. Los ingleses respetaban a sus esclavos y por eso no se saciaban con sus esclavas. Ergo, la esclavitud inglesa fue la mejor.

Esta discusión es ridícula, porque no es posible que haya esclavitud buena o mala. Cuando un ser humano se apodera de otro, lo priva de la libertad y lo obliga a trabajar en contra de su voluntad, ¿qué puede haber de bueno? Por más respeto, tiempo libre, dinero o sonrisas que un amo le regale a su esclavo, sólo hay una acción justa que puede llevar a cabo: liberarlo.

En fin, así son las discusiones de algunos académicos por acá. Pero más ridículas son las que llevan a cabo la mayoría de los medios de comunicación. En estos días el Imperio del Norte está dando los primeros pasos para elegir a un nuevo emperador. Por tanto, cada vez que sintonizo un canal de noticias me encuentro con un debate sobre si sería mejor una emperatriz, un emperador negro o un emperador anciano.

Con la misma idiotez con que los académicos comparan la esclavitud bajo España o Inglaterra, “analistas políticos” argumentan con ardor que sería mejor una emperatriz por X razón, un emperador negro por Y razón o un emperador anciano por Z razón.

En estos países de América Latina, que son esclavos del Imperio del Norte, parece que pocas personas se plantean simplemente no tener emperador. Esa es una opción que, de forma casi mágica, ha desaparecido de los medios de comunicación.

No recuerdo si los teólogos medievales finalmente decidieron qué idioma hablaban los ángeles en el cielo. No sé si los académicos han concluido cuál fue la mejor esclavitud. Pero sí estoy seguro de que un emperador, no importa su edad, sexo o color, siempre será un emperador. Y nunca, en cinco mil años de historia, ha existido un amo bueno.

Te besa tu hermano,

Constantino

FIN


“Cartas Bizantinas: Amos buenos y amos malos”, Luis López Nieves, El Nuevo Día, San Juan de Puerto Rico, 11 mayo 2008, p.75 y endi.com.

Ver la versión original en el periódico El Nuevo Día


Cartas Bizantinas es una columna del escritor Luis López Nieves, Premio Nacional de Literatura (años 2000 y 2005) y autor de la novela El corazón de Voltaire y del cuento Seva, entre otros libros. Pulse aquí para más información.


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