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La iglesia y el estado – Cartas Bizantinas


Luis López Nieves

El príncipe Constantino, embajador de Bizancio en el Caribe, le escribe a la princesa Eudocia, su hermana menor, quien reside en la capital bizantina.

Querida Eudocia:

Uno de los mayores logros de la humanidad ha sido la separación de la iglesia del estado. El concepto es muy sencillo: el gobierno no debe inmiscuirse en los asuntos religiosos y las religiones no deben interferir en los asuntos del gobierno. Nadie pierde, todos ganan.

Si el gobierno se mete en los asuntos religiosos, tarde o temprano querrá decirle a la gente cómo y a quién rezarle. Se pierde la libertad de conciencia. En cambio, si las religiones se meten en los asuntos del gobierno, entonces es evidente que en algún momento intentarán imponer sus creencias a toda la sociedad. Es lo que ocurrió durante la Edad Media europea y lo que ocurre hoy día en algunos países musulmanes. En este caso, también se pierde la libertad de conciencia.

Desde tiempos antiguos casi todos los gobiernos han unido la política con la religión. Los faraones egipcios se autoproclamaban divinos; es decir, eran reyes y dioses. El emperador de Roma era también el Sumo Pontífice de la religión pagana. El Inca se consideraba hijo del sol. Existen muchísimos ejemplos de sociedades cuyos monarcas eran considerados dioses o jefes religiosos. De hecho, en pleno siglo XXI todavía existen casos tan curiosos como arcaicos. La reina de Inglaterra es la jefa de la Iglesia Anglicana. El gobernante máximo de Irán es un ayatola. En el Tibet, muchos creen que el Dalai Lama es un dios-rey. Etcétera.

Son las religiones las que más se benefician cuando se separa la iglesia del estado. El mismo Jesucristo dijo que había que dar “al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”, lo cual es una evidente separación de los asuntos terrenos y celestiales. Hoy día, en el Imperio del Norte, la separación de iglesia y estado es una tradición muy fuerte que los gobiernos se ven obligados a respetar. Como resultado, es uno de los países más cristianos del mundo y tiene miles de iglesias muy prósperas.

Pero estos religiosos norteamericanos no se dan cuenta de la suerte que tienen. Ignoran por completo los peligros que implica vivir bajo un gobierno que se ha aliado con una religión específica. Como resultado, el 2 de enero de 2008, durante el “caucus” del estado de Iowa, los miembros del Partido Republicano le dieron la victoria a Mike Huckabee, un ministro protestante y fundamentalista que no cree en la teoría de la evolución: está convencido de que el mundo comenzó con Adán y Eva.

Hoy día pocas religiones interpretan la Biblia literalmente. La Iglesia Católica, por ejemplo, ha dicho que la interpretación literal de la Biblia es “suicidio intelectual”. Sin embargo, existe un gran sector fundamentalista cristiano, especialmente en el Imperio del Norte, que se empeña en afirmar que la verdad de la Biblia es literal, no simbólica.

Querida hermana, desde que estoy en América Latina he visto, con gran temor, que cada día crece más el poder de los fundamentalistas cristianos en el Norte, y que éstos aspiran a tomar el poder político. El día que lo tomen e intenten imponer sus creencias al resto del país, comenzará una Segunda Guerra Civil con consecuencias devastadoras no sólo para el Imperio del Norte, sino para el mundo entero.

Te besa tu hermano,

Constantino

FIN


“Cartas Bizantinas: La iglesia y el estado”, Luis López Nieves, El Nuevo Día, San Juan de Puerto Rico, 20 enero 2008, p.107 y endi.com.

Ver la versión original en el periódico El Nuevo Día


Cartas Bizantinas es una columna del escritor Luis López Nieves, Premio Nacional de Literatura (años 2000 y 2005) y autor de la novela El corazón de Voltaire y del cuento Seva, entre otros libros. Pulse aquí para más información.


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